Hace más de 20 días que no escribo un comentario. No es porque faltan temas, sino por cuanto a partir del último (7 de octubre), todos los aspectos importantes de la vida nacional quedaron enmascarados bajo el colapso financiero mundial. Luego de que la gente se acostumbrara a ello, aunque aún no se vislumbra el fin del tembladeral ni menos el tiempo que demandará volver a por lo menos una relativa calma, se sumó un viaje que tuve que realizar.
El huracán financiero de un grado superior a todos los conocidos, parecía que le venía como anillo al dedo a los Kirchner, ya que el ciudadano se preocupaba por los efectos que la crisis mayor de los últimos tiempos impactaría en su situación económica social, olvidándose de los males argentinos como inseguridad, inflación, corrupción, INDEC, jubilados, campo, etc., etc..
El matrimonio, parecía abstraído de la realidad y la Presidenta, con la soberbia que la caracteriza, se burlaba ante periodistas y empresarios americanos, cuando expresaba que la Argentina no tenía plan alternativo ya que la crisis mundial, ni siquiera la rozaría. En verdad, el país no tiene ni siquiera ningún plan original, así que menos tendría alternativa a lo inexistente.
Sin embargo, la verdad es la única realidad, y la Argentina, inmersa en el mundo globalizado, empezó a sentir los efectos directos de la crisis mundial y el Gobierno, desorientado hasta la exasperación, tuvo que tomar medidas, pero más por impulsos viscerales que por saber de economía, donde el líder NK, que parecía alejado de las decisiones, vuelve con mayor fuerza a su papel de ex Presidente en ejercicio, que desempeñara prácticamente desde la asunción de su esposa y que nítidamente ejerciera durante el conflicto con el campo.
Es casi con certeza, repasando los antecedentes de la gestión kirchnerista, que las necesidades de “caja” es el principal motivo para revivir un antiguo proyecto concebido en la Anses de Sergio Massa, y que permanecía en el olvido por el PE. Así surge el proyecto de reestatización de la jubilación privada, a solo un año de haber decidido el Gobierno que se abriera la opción para que los afiliados a las AFJP, decidieran si querían volver al régimen de reparto o permanecer en la misma.
El tradicional coro de obsecuentes, que intervinieron directamente o consintieron hace 14 años para aprobar el proyecto de Menem – Cavallo, hoy, en una muestra maestra de “panquequismo”, lanzan a diestra y siniestra alabanzas al proyecto nuevo, con un caradurismo digno de mención en el libro Guiness.
El cambio del régimen previsional es un anhelo de casi toda la ciudadanía, y en el cual el sistema de jubilación privada es solamente un aspecto del mismo. El estudio tiene que ser integral y serio y donde tal vez, lo más coherente sería que si se dispone la eliminación de la “jubilación privada”, lo sea para los nuevos aportantes y en donde los actuales afiliados sigan, si ese es su deseo, aportando al sistema. Es decir, sería una transición ordenada, y que no afectaría a ninguna persona o institución, y se evitaría en el futuro la posibilidad de una avalancha de acciones judiciales.
Los medios de comunicación, ya dieron a conocer las opiniones en uno u otro sentido sobre el tema, pero creo que vale insistir en algunas cuestiones. Recién después de 5 años y medio del reinado de los Kirchner, advierten el “error” de las jubilaciones privadas y el “desastre” que ocasionaban a sus afiliados. Y el Gobierno, ¿no tenía acaso la obligación de controlar que el accionar de las AFJP fuera el correcto? Parece que no. El Gobierno a través del joven y promocionado Boudou y otros voceros oficiales, señalan que el PE tiene que poner unos $ 4.000 millones para pagar parte de los haberes de los jubilados por el sistema privado. Esto tiene que ser así ya que, en general, los mayores aportes de estos pasivos fueron efectuados al sistema de reparto.
Sin ser muy audaz, se puede comparar a NK (ya que la señora se dedica a mostrarse en todo tipo de actos, en una gestión meramente protocolar y no de gobierno) con el DT de River, el “Cholo” Simeone. Ambos desconcentrados y descontrolados, probando con alternativas al boleo, a ver si aciertan, por “impulsos ováricos” (como decía un amigo ya fallecido y que sentía un gran respeto por el género femenino), para mejorar sus respectivas actuaciones.
Pero hay una gran diferencia. El Cholo dirige a los jugadores de un importante club, y donde el fútbol es solo un juego deportivo y negocio a la vez, pero lo sufren únicamente los hinchas millonarios y además, algún día pasará. Pero el ex Presidente en ejercicio dirige los destinos de la Argentina, es decir, el futuro de todos sus ciudadanos está en juego y dependen de su accionar. Ojala a NK y CFK los ilumine Dios, para que su gestión se recomponga y culmine con éxito.
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Opinión Activa 